Ing. Hidráulico - Máster y Doctor en Ingeniería

Drenaje urbano sustentable: un desafío a encarar

El fenómeno de la urbanización sigue su marcha imparable en el mundo. En América Latina, 80% de la población se concentra en centros urbanos, mientras que en Argentina esa cifra supera el 90%. La UNESCO estima que durante las próximas décadas, el crecimiento de la población urbana se dará a un ritmo de alrededor de 800.000 personas por semana.

El aumento de la urbanización está asociado con otro fenómeno: el incremento de áreas impermeables. Ello debería llamarnos la atención, especialmente en un contexto de cambio climático, como el que estamos transitando.

Estos datos muestran la imperiosa necesidad de pensar nuevos y novedosos esquemas de manejo integrado de las aguas urbanas y rever los existentes.

La urbanización y la impermeabilidad

Un ambiente urbano está formado por espacios en los que se desarrollan actividades humanas, espacios que se interrelacionan fuertemente a través de redes de servicios, de las cuales se hace un uso intensivo.

Lo que caracteriza al proceso de urbanización, desde el punto de vista hidrológico, es el incremento de las áreas impermeables. Los efectos inmediatos de esta impermeabilización son el aumento del volumen de agua que escurre superficialmente (que no puede ser absorbida por el terreno) y la disminución del tiempo para que esos volúmenes lleguen a los sumideros.

Las ciudades tiene dos importantes redes de drenaje: la pluvial y la cloacal. Toda vez que una precipitación de cierta envergadura satura la capacidad de conducción de la primera de ellas, las aguas de lluvia tienen la oportunidad de ingresar a las cloacas a través de las cámaras de inspección ubicadas en las esquinas inundadas. En ese momento, las cloacas dejan también de funcionar, por lo menos temporariamente.

El problema es grave y complejo, sobre todo desde el punto de vista institucional, pues en nuestra ciudad la red de drenaje pluvial es mantenida por el municipio, mientras que la cloacal por SAMEEP, empresa del estado provincial.

Por ello, el proceso de urbanización debe ser adecuadamente planificado y ejecutado para no saturar las redes de servicios.

La red de drenaje pluvial

La red de drenaje pluvial tiene una gran trascendencia en el normal funcionamiento de los centros urbanos, en especial en zonas muy planas, como la llanura Chaco-Pampeana, o en ciudades que se protegieron de inundaciones provocadas por las crecidas de los grandes ríos de la región con cinturones de terraplenes (polders), como la nuestra. Por ejemplo, los habitantes de la ciudad de Resistencia sabemos que lluvias de 25mm en media hora provocan la virtual paralización de ciudad durante algunas horas y sabemos también que lluvias de esa magnitud e intensidad se dan varias veces al año.

Es probable que las discusiones sobre urbanización e incremento de impermeabilidad no le resulten familiares al ciudadano común, que tal vez imagine que son cuestiones extremadamente técnicas. Pero no es así, pues lo afecta directamente en su vida cotidiana.

Para ejemplificar lo dicho pensemos en un terreno de 300 metros cuadrados, con 100 metros cuadrados construidos. Podría darse el caso (y es bastante común) que los 200 metros cuadrados restantes de patio estuvieran completamente embaldosados y, por lo tanto, sean totalmente impermeables. Entonces, ese terreno, por cada milímetro de lluvia caída, arrojará al colector pluvial 300 litros, o sea que en una lluvia de 30 milímetros drenará 9000 litros, con los que se podrían llenar casi 32 metros lineales de caño de 60 centímetros de diámetro, que son los utilizados para entubar las cunetas.

Por otra parte, cada vez que se construye un edificio en altura, o un estacionamiento, o cualquier otro tipo de edificación con grandes áreas impermeables, en terrenos donde anteriormente había una vivienda común, con jardín, los vecinos de “aguas abajo” notarán la diferencia en cada lluvia.

Si a todo lo expuesto le sumamos que en la Cuenca del Plata, las ciudades ribereñas han planificado y ejecutado cinturones de terraplenes (polders) para protegerse de las crecidas extraordinarias de los grandes ríos de la región, principalmente el Paraná y el Paraguay, terraplenes que desconectaron las cuencas urbanas del sistema hidrológico regional, se podrá concluir que la atención adecuada del drenaje pluvial urbano en esas ciudades se transformó en un tema complejo.

El drenaje urbano es un problema multifacético y multidisciplinario, que no se resuelve sólo con medidas estructurales (léase obras), más aún en un escenario global de cambio climático.

A lo largo de la historia de la humanidad, el agua ha sido una de las fuentes de aprendizaje más generosa, además del elemento catalizador del proceso de consolidación de sus comunidades.

El tema es foco del interés de organismos supranacionales, como la UNESCO, que hace poco más de un año atrás lanzó la octava fase del Programa Hidrológico Iinternacional – PHI VIII, para contribuir a seguir mejorando la gestión integrada de los recursos hídricos. Ese Programa consta de seis temas, estando el primero de ellos dedicado a los desastres hídricos relacionados con los cambios hidrológicos.

¿Estamos preparados para una gran inundación?

El sistema de defensas contra inundaciones del Área Metropolitana del Gran Resistencia fue diseñado y está preparado para soportar las crecidas del río Paraná y del río Negro, las que, en caso de ser potencialmente peligrosas, serían derivadas hacia el cauce del río Salado (el de nuestro Chaco) a través de la obra de control de Laguna Blanca.

Respecto al manejo de las inundaciones que podrían producirse en la propia ciudad como consecuencia de que una lluvia intensa se abata sobre la misma, la Municipalidad de Resistencia cuenta con una norma, que en su momento fue única en el Cono Sur de América: la Ordenanza 5403, que en su Anexo 3 regula la urbanización con el criterio de “impacto hidrológico cero”, mediante el control de la impermeabilización (lo que en la jerga de la Hidrología Urbana se denomina una “medida no estructural”). Esa Ordenanza se articula muy bien con otro instrumento legal, la Resolución 1111 (y sus modificatorias) de la Administración Provincial del Agua, que establece una limitación al uso del suelo en función del riesgo de inundación.

El sistema de defensas contra inundaciones de nuestra ciudad comenzó a delinearse luego de aquella creciente histórica del río Paraná de 1982 y 1983, la más importante del siglo 20 y que duró 11 meses. Desde entonces, todos los gobiernos que se sucedieron, tanto a nivel provincial como municipal, hicieron su aporte hasta que la obra se completó. Esos gobiernos, independientemente de su color político, tomaron el tema de las defensas del Área Metropolitana del Gran Resistencia como una política de estado, gracias a lo cual nuestra ciudad y las vecinas están hoy protegidas contra una inundación de magnitud superlativa (tanto del río Paraná, como del río Negro, o de ambos).

En esta época en que es común la crítica a los políticos y los gobiernos, vale la pena destacar que en nuestra provincia se trabajó bien y “en seco”, lo que permitirá minimizar los lamentos en caso que el destino nos depare otra gran inundación.

El manejo adecuado de las aguas pluviales urbanas en ciudades rodeadas por cinturones de terraplenes y en el contexto del cambio climático global será el eje director del “I Taller Internacional de Gestión Integral del Agua Pluvial en Ciudades Polderizadas”, organizado por la Facultad de Ingeniería de la UNNE y auspiciado por la OEA y el Programa Marco del CIC Plata. El evento se desarrollará el próximo jueves 10 de marzo, en el Salón de la Reforma Universitaria de esa Facultad y participarán técnicos y funcionarios municipales, provinciales y nacionales de Aprgentina y Paraguay, para discutir enfoques de la problemática e intercambiar experiencias en la materia. Posteriormente, en el mes de abril, se realizará un taller similar en la ciudad de Pilar, Paraguay.

La enorme complejidad del manejo adecuado del agua llevó al Profesor Enzo Levi (UNAM-México) a escribir: “Los habitantes de las ciudades que día a día ven fluir el agua de las canillas, dócil a sus necesidades, no tienen noción de su idiosincrasia. Ellos no pueden imaginar cuánta destreza es necesaria para manipular a nuestra amiga-enemiga, cuánto discernimiento debe ser adquirido en el entendimiento de su naturaleza arrogante, para domesticarla y dominarla”.

Sinceramente, así lo creo.

Dr. Ing. Jorge V. Pilar
Profesor de la Fac. de Ingeniería - UNNE

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